Los relojes monumentales no solo marcan las horas; son testigos de la historia y símbolos de identidad para muchas ciudades mexicanas.
Con el paso del tiempo, estos relojes sufren desgaste por factores como el clima, la contaminación y el uso constante.
Restaurarlos implica preservar el patrimonio, mantener viva la memoria colectiva y garantizar que futuras generaciones sigan admirando estos gigantes mecánicos.
Además, un reloj monumental en buen estado atrae turismo y refuerza el sentido de comunidad entre los habitantes. ¡Imagínate el Zócalo capitalino sin el sonido de su reloj emblemático!
